martes, 22 de febrero de 2011

ARTES ESCÉNICAS


Las canciones populares o waiata y los cantos acompañados de danzas y otras expresiones rítmicas constituyen una parte integral de la cultura maorí. 

Fuera de Nueva Zelanda, el más conocido es el haka, canto unido a movimientos marcados y agresivas expresiones faciales que intimidan a los oponentes; es el utilizado por el equipo nacional de rugby, los All Blacks antes de comenzar sus partidos. Son también conocidos los poi, o canciones acompasadas con una graciosa danza en la que se utilizan pequeñas bolas y cuerdas de lino. 

La waiata-a-ringa, o canción representada, es una expresión moderna de los aspectos de la tradición popular, en la que se combinan movimientos de danza con melodías europeas.
Las subvenciones del gobierno han sido importantes para el desarrollo del teatro, ballet y otras artes escénicas entre las que se encuentra el cine a partir de la década de 1940. En las últimas décadas, estas ayudas han venido de manos de la Fundación Reina Isabel II para las Artes. El teatro, sin embargo, ha experimentado un lento avance; Allen Curnow, Frank Sargeson y otras importantes figuras literarias llevaron sus obras a escena, en los primeros años de la década de 1960, aunque con escaso éxito. 

No obstante, la década de 1970 y 1980 vio florecer a un importante número de escritores locales como Bruce Mason, Mervyn Thompson, Stuart Hoar, Michael Lord, Hilary Bacon, Stephen Sinclair y Roger Hall. En casi todas las áreas urbanas se abrieron teatros, pero algunos como el Teatro Mercury de Auckland, no sobrevivieron a los difíciles años de la recesión económica y el gobierno retiró su apoyo financiero a principios de la década de 1990. 

En cuanto a tradición musical se refiere, Nueva Zelanda es conocida por su contribución a la ópera internacional con figuras de la talla de Kiri Te Kanawa, Inia Te Wiata y Donald McIntyre. No obstante, el país cuenta también con varias orquestas de prestigio entre las que cabe destacar la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda.
La industria cinematográfica de Nueva Zelanda es escasa, aunque poco a poco se va incorporando al espectro internacional. 

Los directores más destacados son Jane Campion y Peter Jackson. Campion conoció la fama como productora de Un ángel en mi mesa, versión de la autobiografía de Janet Frame, galardonada en 1990, y en 1994 consiguió con El piano el Oscar a la mejor película.


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