martes, 22 de febrero de 2011

ARTE

El aislamiento físico de Nueva Zelanda significó el desarrollo independiente del arte maorí del resto de Polinesia. El motivo artístico más importante es la doble espiral, utilizada normalmente como base de complejos diseños. Posiblemente la máxima expresión de la tradición clásica está reflejada en los motivos tallados en las canoas ceremoniales y casas de reunión. 


La llegada de los colonos europeos a partir de 1820, y los efectos devastadores de las enfermedades y la guerra en los últimos años del siglo, hicieron que el arte en general quedara eclipsado y debilitado. Durante los siguientes cien años, el arte maorí quedó postergado a una mera expresión de los valores etnográficos. 

No fue hasta 1940 cuando empezó a revalorizarse y a adquirir la importancia que merecía, no sólo como herencia artística de todo un pueblo, sino como fuente de inspiración de los artistas neozelandeses posteriores a la II Guerra Mundial. En estos últimos años se ha experimentado un renacimiento de las artes tradicionales maoríes.

Entre la primera generación de colonos destaca un grupo de artistas aficionados que plasmaron su nuevo entorno con gran entusiasmo, aunque con escaso valor académico. De hecho, los primeros ciento veinte años de colonización han dado solamente un artista destacado, la pintora Frances Mary Hodgkins.
Al igual que muchos de sus contemporáneos y sucesores que intentaron hacer de las artes un elemento vivo, Frances Mary pasó gran parte de su carrera en Europa. Sin embargo, después de 1940, comienza a apreciarse la fuerza de la identidad nacional reflejada tanto en la literatura como en el arte. A partir de entonces, ha aumentado de forma progresiva el número de pintores y escultores nativos.

T. A. McCormarck, John Weeks y M. T. Woolaston están entre los pintores más destacados de la primera generación que desarrollaron prácticamente toda su vida profesional en Nueva Zelanda. Colin McCahon y Don Binney son los grandes representantes de esta generación, de gran importancia durante la década de 1960 y 1970. La actual generación de artistas cuenta con un número considerable de pintores maoríes, que poco a poco va en aumento.

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