Con el fin de adelantarse a la compra de la tierra por parte de la Compañía, el gobierno británico envió a Nueva Zelanda en 1840 al capitán William Hobson en calidad de cónsul y con plena autoridad para negociar tratados con los jefes maoríes. Según los términos del Tratado de Waitangi que él mismo redactó, los maoríes cedían la soberanía del país a la corona británica a cambio de justos derechos de propiedad como ciudadanos británicos y de permanecer bajo protección de Gran Bretaña; también aceptaron vender sus tierras sólo a la corona. El 6 de febrero de 1840, 45 jefes maoríes de la isla del Norte firmaron el tratado y otros 500 lo hicieron en las semanas sucesivas. El 21 de mayo Hobson proclamó la soberanía británica en la isla del Norte y reclamó la del Sur por los derechos adquiridos por haber sido descubierta por Cook. En 1841, Nueva Zelanda quedó constituida como colonia británica, con Auckland como capital.
La colonización continuó de forma rápida durante las siguientes décadas, y se fundaron dos asentamientos significativos en la isla del Sur, Otago (hoy Dunedin) en 1848 y Canterbury (hoy Christchurch) en 1850. Alrededor de 1851 la población europea era de 26.707 habitantes. Las disputas entre los recién llegados y los maoríes sobre los derechos de la tierra, culminaron con las guerras que tuvieron lugar en la isla del Norte entre 1845 y 1848 y entre 1860 y 1872 (véase Guerras de Nueva Zelanda). La última contienda fue la más dura porque además estuvo recrudecida por la confiscación británica de los territorios maoríes, lo que provocó un gran número de bajas. Después de esa fecha las autoridades coloniales pretendieron aplicar una política más conciliadora que pacificó las relaciones entre la población europea y maorí.
En la isla del Sur, ajena a las guerras, no se interrumpió la formación de colonias, y además contaba con escasa población maorí. El descubrimiento del oro aluvial en la península de Otago en 1860 generó una nueva afluencia de inmigrantes, muchos de los cuales se asentaron en las zonas bajas para dedicarse a la agricultura cuando se agotara el oro. Las principales fuentes económicas del país en la última fase del siglo XIX, fueron la cría de ganado ovino y la explotación minera de las cuencas meridionales. Las introducción de buques frigoríficos en 1882 permitió que Nueva Zelanda abriera sus puertas a la exportación de carne, lo que estimuló los asentamientos y el cultivo intensivo.
Firma del Tratado de Waitangi
Este bajorrelieve de bronce conmemora la firma del Tratado de Waitangi, que tuvo lugar el 6 de febrero de 1840. Dicho acuerdo sentó las bases de los derechos constitucionales de los maoríes al tiempo que permitía la anexión pacífica de Nueva Zelanda por parte del gobierno británico. Desde aquella fecha, ha provocado numerosas discusiones sobre su validez e interpretación.
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